Una de las cosas más positivas que valoramos de nuestra experiencia de voluntariado, quizás sea el hecho de poder vivir en comunidad.
Y eso es posible gracias a nuestra contraparte, las Hermanas Carmelitas… No nos abren sólo su casa, sino sus vidas y sus corazones… Su testimonio es clave para nosotros.
Este año hemos tenido la suerte de compartir con la comunidad de las Hnas en Ansa-A-Pitre. Una casa de puertas abiertas, una casa en medio del pueblo, una casa donde nunca sabes cuantos seremos en la mesa, una casa generosa y dispuesta, con el coche siempre a punto de arrancar, disponible y con fuerza… Convivir con las Hnas Niurka, Inés e Yvonne, ha sido una bendición… por la que estamos muy agradecidos.
“Vivir en obsequio de Jesucristo” hecho realidad… Vivir y compartir, pelear y soñar, luchar y no rendirse… rezar en lo cotidiano, cada día… estar en la tierra y con la gente… estar con ellos y ser con ellos… ellos y ellas, ese pueblo haitiano que tanto necesita de signos de esperanza… No preocuparse de una mancha en la ropa o unas arrugas sin planchar, sino preocuparse de las arrugas del alma, las que de verdad importan. Dejarse de nimiedades, ir al fondo, preocuparse y celebrar la VIDA cada día… Decir SÍ.
Hay que valer para ello, hay que ser fuerte y querer estar con la gente de verdad. Dispuesto a todo, a DARSE TODO.
GRACIAS Hnas… GRACIAS querida Hna Niurka, por tu testimonio. GRACIAS Hna Inés y Hna Yvonne…. de corazón. Estamos AHÍ con vosotras. MIL GRACIAS.




Dices bien… la comunidad es vida, no fórmulas u horarios. Vida de mesa y tarea. Misa de comprensión, perdón y gratuidad. La comunidad, vivir juntos varios de nosotros supone tener todo en común, no sólo bienes sino espacios y herramientas… es un instrumento para vivir la fraternidad, ‘el otro es mi hermano’.
Me gustaMe gusta