Llegada a Santo Domingo

Viernes 24 de agosto

Ya estamos en Santo Domingo.
Desde que cruzamos la frontera nos parece increíble que dos países separados por tan sólo unos pasos puedan diferenciarse tanto. Volvemos a ver edificios, calles asfaltadas, coches, gente vestida… Volvemos a nuestro mundo, pero ya no resulta tan fácil, ahora hemos visto y hemos vivido otra realidad y no nos la sacamos de la cabeza.

Nunca nos imaginamos que esta experiencia nos iba a aportar tanto. Ha sido un mes muy intenso, con sus momentos buenos, pero también con momentos muy duros que nos han hecho aprender que, muchas veces, la realidad supera la ficción.

A pesar de todo, en nuestra maleta nos llevamos muchos nombres y muchas caras que, aunque no sabemos con certeza si las volveremos a ver, sí sabemos que no las vamos a olvidar. Del mismo modo que no olvidaremos sus sonrisas y el amor que hemos recibido, porque ese amor ya forma parte de nosotros y nos ha marcado.

Nosotros que estábamos preocupados por el idioma y resulta que todos hablábamos el mismo: el idioma del amor.

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Amanece un día más en Ansa-a-Pitre, las enfermeras se van al dispensario y los grupos de educación se dividen para ir al campo de refugiados y al centro nutricional.
En un principio, se realizó una lista con los nombres de los niños y las niñas que iban a participar en los talleres del centro nutricional, pero cada día son más los niñ@s que vienen a los talleres y, aunque la mayoría de los niños están motivados y quieren aprender, esto a veces dificulta el trabajo.
Cuando planeamos algo con esfuerzo e ilusión queremos que las cosas salgan como las hemos estructurado e imaginado. Algunos días las cosas salen incluso mejor de lo que esperábamos, pero no siempre es así y eso a veces nos frustra, pero cuando reflexionamos nos damos cuenta de que es normal porque estamos trabajando con personas y estamos en una realidad y cultura que no conocemos.
A pesar de no saber qué hacer o cómo actuar en algunos momentos, sentimos que todo esto merece la pena, porque ellos cada día nos dan todo su amor para que llenemos nuestras maletas y eso nos hace muy felices y nos da la fuerza y las ganas para seguir trabajando.

Si nos emociona pensarlo, imagínate hacerlo

¡Hola a tod@s!

Cuando leí esta frase por primera vez, tenía en mente la idea de vivir una experiencia como la que estamos a punto de vivir y, desde ese día, me recuerda a la experiencia de voluntariado.

Soy Saray Marcos, graduada en Psicología y en el Máster de Psicología General Sanitaria y voluntaria de KARIT Solidarios por la Paz. Este año realicé el curso de voluntariado y en él pudimos conocer un poco otras realidades y aprender mucho gracias a todas las personas que participaron y lo hicieron posible.

Cuando nos adentramos en esta aventura parecía que aún faltaba mucho para este momento y ahora en poco más de dos semanas estaremos volando a Haití. La ilusión no nos cabe en el pecho y estoy segura que nos acompañará durante todo el viaje, siempre en nuestra maleta junto con el amor, el respeto y las ganas de aprender.

Gracias a todo el equipo de KARIT por tratarnos tan bien siempre y por permitirnos participar en el Campo de Trabajo 2019 en HAITÍ.

Esta experiencia la recordaremos toda nuestra vida y por eso queremos compartirla a través de este blog y que podáis vivirla con nosotr@s.

Espero que nos acompañéis y disfrutéis.

¡Hasta pronto!

Un abrazo