Lunes 26 de agosto.
Hace menos de un mes, los 9 voluntarios nos encontramos en la misma situación. Maleta, pasaporte y algunos nervios por subir al avión.
A pesar de enfrentarnos a una circunstancia similar, nosotros ya no somos los mismos.
Ahora nuestro equipaje va cargado de historias, experiencias, nombres y miradas pero sobre todo de amor por esa gente a la que hemos conocido y que ya forma parte de nosotros.
Volvemos a nuestra «burbuja» dónde sabemos que si nos enfermamos, en poco tiempo, tendremos acceso a un centro sanitario con recursos materiales y humanos, o dónde no tenemos que preocuparnos por si comeremos hoy. Todo ello, choca en nuestra cabeza, y además de recordamos lo afortunados que somos, nos hace plantearnos mil preguntas: ¿Por qué nosotros sí y ellos no?.
Volvemos contagiados de esa fuerza haitiana, que todos los días nos han demostrado, por seguir luchando y no conformándonos por lo que pasa en el mundo, ya que esto solo acaba de empezar.
